Realmente y sujetos a las estricta de las definiciones, la que realiza la Real Academia de la Lengua Española sobre el término comunicación, hablaríamos de entre otras:
- Acción y efecto de comunicar o comunicarse.
- Trato, correspondencia entre dos o más personas.
- Transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor.
- Unión que se establece entre ciertas cosas, tales como mares, pueblos, casas o habitaciones, mediante pasos, crujías, escaleras, vías, canales, cables y otros recursos.
Todo ello nos lleva a obviar el plano cognitivo del individuo, así como su carencia dentro del plano organizacional al que se incorpora.
Dentro de las acepciones al término, personalmente me gusta el relativo a “unión”, puesto que la comunicación a de ser un vehículo, pero no menos un vínculo, entre dos o mas parte integrantes en el proceso de construcción de la información.
Como todo proceso, ha de tener en cuenta una serie de reglas básicas, así como no dar por supuesto cuestiones que a veces actúan como artefactos dentro de la información que damos y recibimos.
En el momento que nos planteamos que un mensaje ha de ser conocido, lo que debemos de tener en cuenta es a quién se dirige y el propósito que pretende, por ello no basta con una buena idea, ha de tener una buena planificación para que su eficacia sea la que esperamos. Por ello es mejor esperar un poco y hacerlo bien, que rápido y con fallos.
La opinión de los demás es lo que realmente enriquece el esfuerzo de trasmitir una información, aunque es bien sabido que la información es poder, también que compartir es hacer mucho mas fácil la tarea de cooperar en pro de un beneficio común y mayor.
En algunas organizaciones, fuertemente jerarquizadas por medios políticos, grupos de poder, etc, pretenden que el desconocimiento de la realidad sea su gran baza, cuando hoy, gracias a la velocidad a la cual se genera y difunde la información es un esfuerzo vano el intentar frenar cualquier tipo de noticia.
Javier Narbona.
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