Una de las cuestiones más
interesantes, a la vez que espinosas, relacionadas con la comunicación interna
es, a mi juicio, la de la participación. O mejor: cómo conseguir fomentar la participación de los profesionales a
través de la herramienta polivalente de la comunicación.
A mi entender, se trata de dos variables pertenecientes a la misma ecuación, ya
que participación y comunicación no pueden prescindir la una de la otra.
Comunicación
= Participación²
Una de las cuestiones más
interesantes, a la vez que espinosas, relacionadas con la comunicación interna
es, a mi juicio, la de la participación. O mejor: cómo conseguir fomentar la participación de los profesionales a
través de la herramienta polivalente de la comunicación.
A mi entender, se trata de dos variables pertenecientes a la misma ecuación, ya
que participación y comunicación no pueden prescindir la una de la otra.
En primer lugar, la comunicación interna es una herramienta
de gran utilidad para mejorar la
participación de los profesionales en las dinámicas de trabajo de la
organización, ya que a través de diferentes iniciativas tiene el poder de
mejorar la información y el conocimiento del que estos puedan disponer, de
difundir entre ellos los valores de la organización y de incentivar su
motivación contribuyendo a crear esos “equipos con emoción” de los que habla
Joan Carles March en este vídeo (https://youtu.be/mVpORQbo4S4) y en el libro
homónimo (http://www.easp.es/project/equipos-con-emocion-2/).
Asimismo, la ecuación es válida
también si leída al contrario: la participación
de los profesionales es crucial también, y en especial medida, en los propios
procesos de comunicación, ya que existe una comunicación efectiva e inclusiva sin el aporte de los
profesionales. No se trata, por tanto, de usar la herramienta de la
comunicación interna para informarles, sino más bien de establecer procesos
participativos que involucren a los profesionales en la comunicación, entendida
como diálogo e intercambio de información, conocimientos y sabiduría, como nos
recordaba José Luis Gutiérrez Sequera en su presentación ‘Comunicación interna
en un mundo 2.0 (más allá de las TIC)’. Él mismo, describiendo el caso del Área
de Gestión Sanitaria Norte de Málaga, nos ponía como ejemplo de lo anterior la
exitosa puesta a disposición de un espacio de expresión libre como la
blogosfera.
La participación debe ser, por
tanto, un medio y un fin en nuestras labores comunicativas dentro de la
organización. Un noble propósito, sin duda, pero la realidad nos recuerda que no es tan fácil conseguir la
participación de los profesionales. La resistencia al cambio, la sensación
por parte de los profesionales de tener que desarrollar tareas extras y su
temor o vergüenza a la hora de compartir conocimientos y expresar sus ideas
pueden ser factores que, entre otros, frenen esa participación.
¿Qué hacer para romper estas
barreras? Ojalá tuviese la clave, pero quizás podemos intentar esbozar unas
ideas que puedan facilitar esta tarea.
1.
- Escuchar: acercar el oído a las expectativas y necesidades de los profesionales, para planificar una comunicación cercana e interesante. Es el primer paso para conseguir su atención y confianza.
- Segmentar : en las actividades de difusión de información, hay que tener en cuenta que esta no tiene la misma relevancia para todo el mundo, más bien hay que dosificarla y planificarla según segmentos de públicos. Esto evita el efecto ‘infoxicación’ (https://es.wikipedia.org/wiki/Sobrecarga_informativa), mejorando la satisfacción de los profesionales con la información que reciben, y hace la comunicación más eficiente.
- Reconocer: para involucrar a los profesionales es clave que la comunicación reconozca la importancia del trabajo de cada uno y así lo transmita. Por ello, es crucial hacerlos participes de los procesos que se establecen, pedir su colaboración, consultar con ellos cuestiones en las que su experiencia pueda ser de utilidad, compartir con ellos la repercusión que su trabajo ha tenido en la comunicación externa y celebrar sus logros.
- Concienciar: la comunicación es una gran desconocida. Sus efectos y su importancia a menudo están subestimados por el resto de la organización y esto puede inducir los profesionales a ignorar su potencial. Parte de la labor de comunicación interna tiene que ver con concienciar a los compañeros sobre la importancia de establecer flujos de comunicación efectivos y participativos.
- Formar: no todos tenemos las competencias necesarias para participar activamente y ser protagonistas de los procesos comunicativos. A veces será necesario formar a los profesionales en conocimientos (por ejemplo, el conocimiento de un procedimiento en concreto), otras veces en habilidades (por ejemplo, la redacción), otras en herramientas concretas (por ejemplo, los blogs).
Estas cinco ideas solo son el fruto de una reflexión personal realizada sobre la
base de mi breve experiencia y de los recursos puestos a disposición desde el
curso de ‘Dirección de la comunicación en organizaciones sanitarias’ de la
Escuela Andaluza de Salud Pública en el que estoy participando. Me encantaría
que todos los que leáis este post, aportarais vuestra visión y me ayudarais a
enriquecer esta lista. Cinco ideas no están mal para empezar, pero estoy seguro
que con vuestra participación,
podemos parir muchas más…
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